Hay cosas que deben morir contigo.

Hay cosas que deben morir contigo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Flojera

  Mi inventiva esta un poco deteriorada, ya no es joven y llena de novedosas ideas, es probable que mañana este en un estado patético y yo siga lamentándome por el tiempo perdido, por mi estado inerte ante la rigidez de mi entorno, viendo como mi maldita cabeza cada vez se vuelve más y más lenta, exteriorizándose en mis extremidades largas, elásticas, flojas, sin vitalidad. Mi lecho ya conoce cada rinconcillo de mi cuerpo, ya conoce todo ese envase, pues ha tenido cientos de segundos para analizarlo. Estoy acompañada pero es como una ilusión, como una sombra que sigue balbuceando sus penas.

 Las voces externas no tienen la fuerza suficiente para llamarme, esa mecha ya no es posible encenderla, el aire de mis bostezos ya la extinguió por completo, al asesino como a un cachorrito en una tarde de abril. Cuando esas maravillosas plantas crean una especie de retardador, hacen de este estado pasivo, algo realmente gratificante, que vale la alegría de vez en cuando.

  De pronto mi mente se expande y tengo la capacidad de crear sociedades beneficiosas para mis ideas, creo teorías fenomenales y ellas egoístas y tímidas son incapaces de darse a conocer ante esos ojos.   Mi confianza se eleva y soy una buena humana por unos instantes inconexos de esa imagen que he creado en mi inconciente, esa imagen que ignorantemente cuido sin darme cuenta ¿Estoy demasiado conciente de ello?

  Extrañamente este lapsus de pseudo sabiduría me ilumino después de escuchar tus historias que gritabas inocentemente en mi gastado oído. Yo ahora sigo en lo mío, descansando del 90% de mis males causados por tu poca demencia.