Hay cosas que deben morir contigo.

Hay cosas que deben morir contigo.

sábado, 6 de abril de 2013

Nació alguien en la galaxia vecina...


  Estabas agonizando, de pronto desde tú cuerpo comenzó a salir otro ser humano, estaba impactado jamás en mi planeta habíamos observado semejante forma de reproducción, bastante primitiva si me lo preguntan. Me llamo la atención la felicidad y ansiedad con la que esperabas dicho acontecimiento. Te miraba y  mi mente no entendía  como eras capaz de amar a algo que aún no haz visto, como podías soportar tanto dolor y luego no sentir rencor. Seguí impaciente, estaba nervioso.

  Se asomo una pequeña porción de su cuerpo hacia la superficie, ya nacía un nuevo “TU”. Era estructuralmente igual a ti, tus ojos, tu boca. Quería enterarme de una vez que clase de ser ocasionó semejante proceso, quien fue el creador de este nuevo sistema de natalidad. Ese sujeto debió haber estudiado diversas teorías por años y años para lograr tal resultado y yo en mis años de científico no comprendía tanta maravilla. 

 Cuando te vi, esas preguntas desaparecieron de mi, me interesaba más saber si perdonarías  a la causa de tus gritos de dolor, me asuste pensé que morías. Estaban amarrados, toque el lazo y te enojaste me gritaste. “No, se puede infectar”.
 
 Tu rostro aliviado, tu cuerpo relajado recibía a esa nueva mujer en miniatura, me pregunte si tendría el mismo sistema nervioso y sanguíneo que observe en tu cuerpo. De ser así no comprendía como se podía comprimir todos los órganos vitales en una criatura tan pequeña. La besaste y ya no te dolía , creo que no te preocupo el dolor ni por un instante. Me dijiste que se llamaba amor. Te creo profundamente, te creo definitivamente. Estabas feliz nunca te había visto así. La luz, el calor se apodero de todo lo que soy, extraña ésta sensación. Me conversabas horas sobre como la educarías, como la vestirías como le explicarías los dolores y alegrías con las que se encontraría, cada palabra pensaste, te la imaginaste en cada edad y para cada una reflexionaste  como ayudarla.

 En mi planeta no se ve, como lo ves, aquí se insertan aparatos enormes que envían ondas que llegan a lo que tú conoces como cerebro. Todos sabemos lo mismo, todos tenemos el mismo nivel de inteligencia y de torpeza. Todos creemos en lo mismo. Tu raza aprende conforme se alargan sus extremidades eso es verdaderamente sorprendente, en tu planeta se opina y critica según lo vivido, tu raza es empírica como me dijiste un día. Nadie sabe todo, siguiendo dicha  teoría, se respetan los intereses individuales. 

 Me extraña que reniegues de esa vida, creo que hubo algo que cambio esa forma de relacionarse con tu medio. Algo los cegó y no los dejo entender el juego tan simple que debían seguir. Ese fue el fin. ¿Jerarquías?

  Estoy seguro que entendiste, escribo esto para que te asombres de lo que haz hecho, te escribo para que te alegres de lo que haz hecho. Ya no estás sola, de ti salió otra, ninguna se olvidará de la otra jamás, se son eternas. Son lo más parecido al infinito.

 La cotidianidad ha hecho que desvalorices este momento, en un nivel inconsciente claro está, sé que es uno de los días en los que te he visto reír a carcajadas. Tu amas, y yo nunca había visto nada igual.

RON DAMÓN