La luz es tenue, la cama está vacía y
mi cadáver aún no es encontrado. Las moscas merodean y ya no me creo
capaz de soportar ésta peste. Pasos por fuera y sombras tras las cortinas, las
puñaladas ya no me duelen y lamentablemente no alcancé tomarme el vino.
Mis ojos y mis pensamientos son los únicos que se mueven.
Ese hombre nunca entendió, no acepto que era distinta, yo
solamente quería un día, a mí sólo me bastaba una noche y se fue sin
aceptar la propina. ¿Herí sus sentimientos?, esa no fue mi intención, ni
siquiera me interesaban. ¿Para qué molestarme?, que vergüenza, morir por
una insignificancia. Que ridícula es la gente cursi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario