Hay cosas que deben morir contigo.

Hay cosas que deben morir contigo.

viernes, 9 de marzo de 2012

Hoy me dieron ganar de contarte algo

 Una verborrea invade mi conciencia de un tiempo a esta parte, unas ganas de esas que te enloquecen están causando mi inagotable hablar. No tengo nada importante que decirte sólo necesito que tu oído se conecte en una maravillosa sincronía con tu cerebro y entiendan todos los sonidos que mi boca y lengua están vomitando.

 Te hablo del clima y de la relatividad del tiempo, te digo lo que quiero hacer en unos treinta años hacia el futuro, mientras te comento que me hubiese gustado haber nacido en la edad media. Te comento como era de niña y cuantas veces me caí de los árboles, te explico las teorías de la luz y el sonido y porque las personas son cortas de vista. Te cuento que me gustaría tener una banda y recorrer el mundo al lado de un perro negro con amarillo. Ideo un mundo donde seria hermoso vivir mientras degollo a todos los lideres que han hecho de mi tierra un verdadero fracaso y de cómo nos han hecho callar impidiéndonos participar en sus juegos malévolos y secretos.

 Continúo por horas, te hablo y me escuchas, no me dices nada y por un instante me asalta la duda, me estarás analizando cuidadosamente a tal punto de no emitir ni un tipo de sonido o simplemente asientes de una forma negligente, creando  falsas esperanzas en mí. De todas formas eso ya no me interesa solamente quiero que una persona que no sea como yo escuche sin preguntas y sin juzgarme. Debo aprovechar el momento, puede que nunca más vuelva a decir una sola palabra, mañana a las siete y media me amputan la lengua por un terrible cáncer. Es ahora o nunca.

Hermandad

 

  Una palabra totalmente ajena a mi tierra, un concepto que no necesito usar, no está dentro de mis conocimientos, es un “algo” que otros tienen el placer de conocer y disfrutar… yo curiosa y ciega desde un rincón olvidado me debo conformar con  la sola presencia. No hay ningún tipo de conexión con mi cotidianeidad.


  ¿Qué será? Un estado de ánimo, un estado de la conciencia humana, un sentimiento o una emoción primitiva. Tal vez una sensación o un instinto. Puede ser un lazo cariñoso y desinteresado. O simplemente es una palabra con una morfología maravillosa o un pensamiento vagabundo, hasta puede materializarse en una de las experiencias más verdaderas y fuerte de tu vida.


  ¿Será perfecto?  Por eso no se cruza por mis caminos, me suena a sinceridad y libertad, un estimulante que multiplica tus sensaciones táctiles y olfativas. Merece ser buscada, busquémosla ahora por favor, una duda me esta matando y no quiere que siga viviendo sin siquiera tener la oportunidad de olfatear sus pies.


  Nos dejará alguna enseñanza, de eso puedo estar segura. Creo que es una sabia abstracción de nuestras ideas, es eso a lo que llamamos afinidad con otro ser caminante y tibio.


   Tengo la sensación que es superior a todo egocentrismo y mezquindad, es superior a nuestra esquizofrenia y a nuestra furia. Es anestesia y todas esas incoherencias que tu cerebro puede idear. Todos pueden escribir sobre su cuerpo desnudo una bella historia.


Bipolaridad

Dijiste que mi vida ser rige por un concepto un tanto perfecto: bipolaridad. Es la palabra más fácil de deducir si desmenuzas su delicado cuerpo. Dices que hace de mí una persona impredecible y que me da un semblante desquiciado, es un paso a la imaginación y me llama a la experimentación.


  Oscuramente dices que en un tiempo las relaciones interpersonales se van al infierno y que seré la persona más incomprendida de este maldito planeta. En un parpadeo se puede acabar mi vida por un extraño impulso.


  Tu teoría me explica el desgaste de mis músculos, se contraen furiosos y al instante danzan en la más abundante alegría.


 Me preguntas como me autodefiniría y te contesto que simplemente estoy en un limbo, que soy activa pero más rato pasiva, ahora estoy contenta y después furiosa. Amo el ruido escandaloso y creo que el silencio es un elixir. Me encanta hablar hasta que el corazón se me duerma y mañana sólo quiero escuchar. Soy totalmente descuidada y de pésimos modales, pero en dos minutos soy sofisticada y grandilocuente.


 Dijiste que es un arma de doble filo y que hoy debo remediarlo, me dices que el secreto es sentarse frente un espejo y  debo descubrirme, criticarme y luego felicitarme.