Hay cosas que deben morir contigo.

Hay cosas que deben morir contigo.

sábado, 17 de septiembre de 2011

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Despertó con una sensación familiar, la había experimentado en variadas ocasiones, quizá días, semanas, meses incluso vidas atrás.

   Todo ocurrió en un sombrío espacio de su cerebro, en un lugarcillo de su temporal mente sana, pero no duro más de unos fatales segundos, un lindo y efímero instante. La sensación de que algo interesante sucedería se presentaba discretamente.

    Los pasillos de "la casa de las risas" se llenaban, de un extraño aroma a lucidez. Se sentían los lamentos y gritos de aquellos que no querían ser despertados de este mundo tan amado y sincero.

     La cordura llegaba como una bacteria asesina, lista para atacar, no tenía piedad con nada ni con nadie, su único objetivo era quitar la felicidad de sus vidas.
      Un docto y muy amargado hombre se acercaba, para nadie eran desconocidas, las alianzas y pactos que tenía con la malvada Razón.

      Llego a la guarida del cabecilla y el más feliz morador de "la casa de las risas ", saco de entre sus ropas el líquido entristecedor, de un segundo a otro todo cobraba sentido, todo encajaba, todo dolía, se había convertido en un ser común, amargado, lúcido hombre.

    La alegría se transformaba en íra a veloces pasos, sintió en su interior el deber de salvar a sus camaradas. Con la misma arma atacó a ese maldito hombre, la sangre se transformaba en un símbolo de victoria, todo fue extremadamente rápido.


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