Fue caminando como si nada hubiese sucedido, como si no se acordara que hace solo 15 segundos había terminado de cumplir su sueño, ese deseo que sintió prácticamente la vida entera. Ideaba día a día la receta del éxito, una que fuese majestuosa y que no dejara a nadie indiferente.
Tenia preparado cada detalle, había escogido cuidadosamente su ropa, zapatos, perfume y esa canción que acompañaría el momento, tratando de auto condicionarse, pues cada vez que escuchase la melodía a su mente vendrían recuerdos excitantes y su piel se erizaría de puro placer.
Cada vez que una persona nueva se cruzaba por su camino le contaba las maravillas que en su mente creaba, le contaba lo feliz que se sentía y todos los cientos de planes alternativos que poseía. Les contaba todo el tiempo que invertía en soñar como seria ese preciado momento y todo lo que dejaba de lado por cumplirlo, el decía que no era bueno en nada más, que no se destacaba en nada más, pero era un experto imaginando y deseando.
Una mañana supo que era el día, se vistió, se perfumó y tomo el cassettte que contenía su canción, camino, llegó y…su corazón palpitaba con una fuerza incalculable, las voces que lo opacaba se fueron lejos a molestar a otro idiota, a su mente llegaron todas esas frases filosóficas que su abuelo le decía cuando era pequeño. Todo tiene un principio y un fin escucho por ahí, él lo sabía pero no lo había experimentado.
La sensación de gloria se acababa, supo que no serviría escuchar esa canción, sus predicciones fracasaron, los recuerdos no eran lo mismo, su cuerpo no respondía, era como si nunca hubiese estado ahí en ese momento. A su mente vino un pensamiento: “era más feliz antes, cuando me ilusionaba planeándolo…quizá me hubiese servido un poco de miedo, quizás por eso la gente no cumple sus anhelos, por que tiene miedo a que después no va haber nada más, quizás esa es la clave para sobrevivir en este mundo”.Pasaron 15 segundos y se disparó.
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